Le conoció por casualidad, ya hacía unos meses que se había encontrado con él. Creo que nunca pensó en él como alguien especial en su vida. Mantenían en raras ocasiones contacto sin demasidado interés, no sabría decir si era por parte de él o de ella. Era un trato cortés quizás yo diría que simplemente correcto pero con una regularidad tardía.
Un día, yo no podría decir una fecha exacta, esas conversaciones comenzaron a ser atrayentes... dentro de la distancia que ambos mostraban empezaron a ser interesantes, personales... y sus sentimientos, sus interrogantes, sus sensaciones comenzaron a tomar protagonismo en sus vidas.
Y, se encontraron. Fue un día especial... no un día más, sino un día en que ambos supieron que a partir de ese instante todo iba a ser diferente, que ya nada volvería a ser igual, que aunque quisieran poner la distancia que solían tener ya no sería posible. Entre ellos reaparecieron ilusiones perdidas, deseos dormidos, sentimientos bloqueados que dejaron de estar perdidas, dormidos o bloqueados... algo, sin definir en ese momento, había hecho renacer nuevas emociones.
Decidieron dedicarse tiempo el uno al otro, decidieron poner nombre a todo lo que estaba pasando, decidieron que merecía la pena aquello que tenían... y comenzaron a echarse de menos. Sabían estar juntos y reirse, sabían estar juntos y mirarse, sabían estar juntos y conocerse, sabían estar juntos y no querer separarse, sabían estar juntos y que el tiempo se detuviera, sabían estar juntos y que todo lo demás fuera algo efímero.
Se comenzaron a plantear lo que estaba pasando en sus vidas y tan solo tenían contestación para saber lo que estaba ocurriendo en sus corazones, en sus mentes, en su piel... Y, ese fue el instante en que supieron que, sea lo que sea que les deparara el futuro, el presente les pertenecía, el presente lo disfrutarían, el presente sentaría las bases del mañana, un mañana que podría resultar único, maravilloso, mágico, un mañaña que podría ser suyo porque se querían de una manera que se sorprendían.
Se mimaban sin prisa, se deseaban con pasión, se tenían con calma, se entregaban con dedicación, se acariciaban sin límites, se besaban saboreando su excitación, sabían beberse la vida a sorbos, percibiendo su aroma, saboreando la más maravillosa de las sensaciones que cuando no estaban juntos añoraban...
Nunca se lo dijeron, nunca lo hablaron pero sabían que la vida los estaba premiando, no sé por qué razón, pero ellos sentían que la vida les estaba regalando la oportunidad de tener en la palma de sus manos la felicidad y, sin mencionarlo, se propusieron vivir, que aquello sumase segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años a su vida, al total de su tiempo vivido... algo que solo ellos sabían.