Haber conocido a alguien tan especial como tú me hace sentir privilegiada. Entiendo que no deja de ser una apreciación muy personal, pero es así cómo siento. Enamorarse de ti quizas sea la reacción más natural, lógica y esperada... y ante eso, ante la posible realidad de que eso ocurra, nadie puede hacer nada. Compartir contigo los días y las noches, las sonrisas y las lágrimas, el dolor y la alegría, el hoy y los planes de futuro... compartir contigo una caricia, un beso, un gesto, una mirada... compartir ilusiones, esperanzas, proyectos... compartir todo lo que hemos sido, lo que somos para que sea una realidad lo que podamos llegar a ser... compartir el espacio, el aire... compartir los anhelos, deseos, pasiones... compartir todo eso sin tener la necesidad de ponerle un nombre que lo defina... eso es lo que hace que resulte mágico. Podría llamarse amor, podría llamarse amistad, podría llamarse pareja... podría llamarse... quién sabe cómo se podría llamar... tan solo tú y yo sabemos qué nombre ha tenido y qué nombre tiene hoy.
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