jueves, 15 de octubre de 2009




          Cuentan que ella seguía pensando en encontrar la felicidad. Cuentan que ella no era consciente de que la tenía en su mano. Cuentan que su afán de búsqueda no se daba cuenta de que tenía su vida llena. Cuentan que tan solo necesitaba a alguien que le abriera los ojos...


          Lo que nadie suponía es que ella sabía y valoraba lo que tenía. Sabía que tenía la fortuna de poderse perder en la mirada del hombre que la amaba. Disfrutaba de cada instante que la vida le regalaba. Sentía que sus sueños se realizaban en él. Acariciaba todo momento que estaba junto a él. Se bebía a sorbos, a pequeños sorbos, la pasión que en él despertaba. Recordaba cada ocasión que había subido al cielo entre sus brazos. Añoraba el rozar las estrellas con su mano cada vez que era suya. Soñaba con compartir el universo amándole con locura. Amanecía con la certeza de saberse amada. Abría los ojos a un nuevo día deseosa de sentirle suyo. Esperaba que lo mágico nacido entre ellos no desapareciera nunca. Deseaba que nadie supiera de su dicha y pudieran robársela...

          Y, por eso, seguían contando que ella vivía en un mundo de fantasía, de sueños, de ilusiones e irrealidades. Seguían contando que siguió esperando que llegara el tiempo en que ese mundo fuera su verdad...

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